Pues sí, otra ve está pasando: Quiero escribir, pero no tengo idea sobre qué. Así que las palabras que vienen no tendrán un rumbo preciso, sino lo que se me ocurra de primerazo, lo que salga.
Podría contarles sobre las tres semanas que pasé sin lentes de contacto, pero imagino que a pocos, pocas,poques, pocxs y poc@s, del mismo modo y en el sentido contrario, les importa saber sobre ese tema. De hecho, tiene varios elementos de una historia, sobre todo drama, pero se me alargarían estas letras y también quiero leer y/o ver una serie.
Eso es lo que hay, mi vida gira, mientras pueda hacerlo, alrededor de leer, escribir y ver series. El resto del tiempo lo dedico a cosas de adulto funcional, ya saben: trabajar, pagar deudas, etc. Cosas sobre las que también me da pereza hablarles, pero de las que seguro se podrían escribir miles de novelas.
Tal vez lo que me frena es que no cuento con la experticia para hacerlo, y por eso hablo de escribir algo, en vez de cerrar la boca y ponerme a escribir esas posibles historias a las que hago referencia.
Ahora que hablo de escritura, se me viene a la cabeza un término con el que me he topado en internet y redes sociales últimamente: Escritura terapéutica. Tengo entendido que se trata de escribir para sanar heridas emocionales, y pues está bien, pero lo que me intriga es su nombre, pues me parece redundante.
Escribir, pienso, la mayoría de veces, es un ejercicio terapéutico, a menos que lo que se escriba sean manuales de usuario o folletos de instrucciones. Creo que también es una técnica que se basa mucho en escribir a mano, y esa es una de sus grandes ventajas.
Y bueno eso era todo, por hoy ya cumplí con mi cuota de palabras.