miércoles, 3 de diciembre de 2014

Selfiexistencial

A mi no me gusta tomarme selfies, si alguna vez lo he hecho es porque estoy con otra persona que insiste en tomarse una autofoto conmigo, de resto me parece rídiculo el asunto, sobretodo por lo engorroso que resulta, en fin,  a la larga eso no importa porque cada quien hace lo que le da la berraca gana en este mundo, desde tomarse una selfie hasta saltar al vacio desde un piso 20.

A pesar de que no practico el arte de la selfie,  ese tipo de fotos no dejan de generarme cierto tipo de angustia, es decir, cuando veo a otras personas tomárselas me parece que son las fotos más incomodas y  forzadas del planeta.  Se podría decir que se parecen a la navidad, en el sentido que  todo el mundo debe actuar sobresaltado de felicidad y quedar retratado como si experimentara el nirvana.  Esto en cuanto a las selfies grupales, las individuales tienden más bien a la cara de pato y una actitud de "Miren lo bueno(a) que creo estar".

Una vez estuve en un evento, y cerca a la barra un grupo de  5 personas, luchaban por tomarse una selfie.  Digo luchaban, porque ya habían intentado tomar varias veces la foto pero  nunca quedaban satisfechos con el resultado.  Justo en ese momento, yo pasaba al lado de ellos,  y  Como buen samaritano sapo que a veces suelo ser, les pregunté  ¿Quieren que les tome la foto? y una de las mujeres del grupo me respondió "¡No!, es una selfie", en un tono que  evidenciaba  que la frase habría podido ser " Duhh ¡No Tarado!, es una selfie".

Otra vez también me pasó en una playa, habían dos niñas de unos 15 años, que estaban experimentando una situación similar y tampoco aceptarón mi oferta para tomarles la foto, a pesar de que llevaban ya un rato intentando captar su mejor imagen.  Depronto pensaron que era un pervertido o algo asi, vaya usted a saber que piensan acerca de uno las personas que nos ven por  primera vez en la vida. 

 El punto es   ¿Qué berraca diferencia hay entre una foto tomada de forma normal y una selfie?
Debe ser, imagino yo, que todo el ritual de una selfie tiene un efecto catártico, el cual nunca podré experimentar.