lunes, 2 de enero de 2017

Deseos

"Solo quiero una puta taza de café, un cigarrillo y sentarme en un escalón, al que le de el sol, en la mañana, antes que la ciudad se ponga ruidosa", dice un hombre  que se encuentra en cautiverio.  Comparte su encierro con otras personas, que comienzan a mencionar otros deseos; actividades sencillas que quién sabe hace cuanto tiempo no realizan, desde que un loco decidió secuestrarlos y encerrarlos.

Una taza de café no es mucho. Me gustaría entender el placer que produce alternar sorbos de esa bebida con caladas de cigarrillo, pero no fumo.  Si comparto el gusto por el café y entiendo eso de sentarse en un lugar en el que cae el sol.   ¿Cuántas veces no nos hemos calentado de esa manera y/o experimentado ese pequeño placer?

Nuestras rutinas, esas que a veces aborrecemos tanto, están plagadas de actividades, eventos, cosas sencillas que pasan desapercibidas, pero que seguro otras personas  desean con ansías. Uno de los trucos, creo yo, para no rayarse tanto con la vida y sus constantes cachetadas, consiste en identificar esos micromomentos, fundirnos en ellos y sacarles el mayor provecho posible.