sábado, 16 de junio de 2018

Elecciones

“Apreciado cliente: Le recordamos que quedan 20 minutos para que empiece la ley seca que va desde las 6 de la tarde del hoy hasta las 6 de la mañana del lunes”, recita una voz de mujer a través de los parlantes de un supermercado, y concluye: “quedan 20 minutos para que lleve todo el trago que quiera”.

El mensaje lo repiten cada 5 minutos, y la mujer tiene mucho cuidado en decirnos el tiempo restante que tenemos para comprar licor. Paseo, como siempre en esos lugares, medio perdido, hasta que consigo todos los productos que voy a llevar.

A 5 minutos de que comience la ley seca, mientras hago fila en la caja, la mujer repite el mensaje. En ese momento, un hombre se ubica detrás de mí en la fila, y me pide permiso para poner encima de la banda dos six pack de cerveza y media de aguardiente.

No sé por qué el conversador con extraños que llevo dentro sale a flote y le digo: “Apenas…”
“Si toca reabastecerse”, responde.
“Para emborracharse mañana”, le digo
“Si, aunque dicen que eso ya lo gano Petro”


No entiendo bien el uso de la palabra “aunque” en su frase, y solo atino a preguntarle: “¿Usted cree?”, pero el hombre no me escucha, o simplemente se aburrió de conversar con un extraño.