jueves, 14 de febrero de 2019

La niña que miraba los trenes partir

En la mañana hablo de nuevo con mi hermana y decidimos terminar de tomar las fotos. Por la tarde, cuando ya voy en camino para su apartamento, caigo en cuenta de que no eché el Kindle, a pesar de que había alistado el aparato. 

Me da algo de mal genio la situación, pues soy medio psicorígido con la lectura, y siempre trato de leer algo antes de echarme a dormir. 

Como hoy no lo voy a hacer, trato de autoconsolarme pensando que en cambio de leer voy a escribir, pero deja de molestarme el asunto. Cuando le cuento a mi hermana, me dice: “Tan bobo, acá hay muchos libros”, y pues tiene razón, pero no está ninguno de los que estoy leyendo, en fin, lo que son los caprichos. 

Hace poco en una reunión, un hombre contó que había dejado de escribir una novela, porque la lectura de ficción lo estaba distrayendo mucho, y le preguntó a un escritor con el que estábamos reunido, que él qué hacía en esos casos. El escritor le dijo que entonces lo mejor, para que su novela no quedara estancada, era dejar de leer,  y nos contó que él cuando está escribiendo una, no lee otras novelas, sino solo libros que le ayuden a desarrollar la obra que está escribiendo. 

Yo no estoy muy de acuerdo con eso, pues no concibo la vida sin leer, y pienso que la lectura es un contrapeso de la escritura, y que son como dos actividades siameses, donde una no funciona del todo bien sin la otra, pero quién sabe, de pronto estoy equivocado y dejar de leer es precisamente lo que se debe hacer para que el cauce de escritura de una novela no se seque. 

Me pongo a mirar qué libros tiene mi hermana, y veo uno que me llama la atención: “La niña que miraba los trenes partir”, En la portada sale una niña con mirada triste que, por su vestimenta, un abrigo negro con botones grandes, me hace pensar que la historia tiene algo que ver con una guerra, probablemente la segunda. 

Le pregunto a mi hermana que si ya lo leyó y me dice que no. “¿Si me gusta me lo puedo llevar?". “Si, no hay lío”, responde. 

Le voy a dar una oportunidad antes de acostarme, a ver si logra entrar en la lista de los libros que estoy leyendo.