“Your anger is a gift” susurra dos veces Zack de la Rocha en la canción Freedom de Rage against the Machine. Parece que los bogotanos actuamos bajo esa indicación y vamos regalando rabia a cada rato.
Hoy tomé un taxi. El señor que iba al volante, llevaba una camisa de manga corta a cuadros azules. Usaba gafas,tenía poco pelo y cara apacible.
La escena, la misma de todo los días: Mucho calor y sol , carros por todos lados, en resumen trancón, una constante en Bogotá. Ser taxista no debe ser fácil, aguantarse día tras día el mismo panorama es una ruta segura para desarrollar conductas agresivas; pero en medio de todo el taxista parecía tener una actitud zen y bonachona.
En medio de mi divagación, el taxista había puesto la direccional para pasarse al carril de la izquierda. En esas un demente que iba manejando una 4x4 pasó por la derecha y le gritó "¡IDIOTA!" a todo pulmón. Está claro que no es un insulto muy grave, pero la forma en que pronunció la palabra dejaba ver toda la rabia contenida en ella.
El taxista, resignado, se respondió su monólogo interno en voz alta “¿Idiota porque pongo la direccional para cambiarme de carril?. No dije nada.
Mientras sigamos manejando esos altos índices de rabia en la calle como conductores o peatones, y si eso es lo único que nos mueve, no habrá Metro, ni Petro ni Peñalosa que mejoren la movilidad en este pueblo grande.