lunes, 29 de noviembre de 2021

Impulso

Los viejitos, con barbas largas y túnicas que besan el piso con cada paso que dan, de la RAE, definen la palabra impulso de la siguiente manera: “Deseo o motivo afectivo que induce a hacer algo de manera súbita, sin reflexión”. Así, a veces, suelo comprar libros.

Ya está claro que no importa cuántos se tengan arrumados sin leer, bien sea en la biblioteca o en cualquier rincón del cuarto, e incluso todavía con el plástico transparente que los envuelve, o, como una vez me contó un amigo que almacena los suyos, en torrecitas esparcidas a lo largo del apartamento; no importa nada, siempre vamos a querer más.

Mi yo suele engañarme y me pregunta: “¿Y qué tal que esta sea la última oportunidad que va a tener para comprar ese libro?... ¿la va a dejar pasar?”

“Hombre sí, tiene razón”, suelo responderle, mientras pienso: “¿qué tal que una gavilla de lectores, se interesen justo por ese libro que tengo en la mira de compra y cuando me decida ya sea muy tarde?

Entonces, sin reflexionarlo mucho, decido comprarlo y ya está, porque comprar libros se siente bien, porque el simple acto también asegura un subidón de dopamina, por la expectativa, creo, de la experiencia de lectura que se espera tener.

Pues bien, el domingo que acaba de pasar me senté a escribir un rato sin tenerlo planeado y cuando terminé de editar el texto, y por las extrañas maneras en que funciona el cerebro para generar ideas, llegó a mi mente el título de un libro: “La tentación del fracaso” de Julio Ramón Ribeyro.

Es un libro que, después de leer sus Prosas apátridas, he buscado como loco, sin éxito alguno, en las librerías locales. Son sus diarios desde 1950 a 1978 y tengo debilidad por ese formato de libro.

Creo que de cierta forma los diarios alimentan la obra de los escritores, pero al ser anotaciones diarias de su cotidianidad, y como los autores, imagino, no están pensando en formato historia, cuentan con una crudeza que, siento, los hace especiales,

Así que, sin dudarlo un segundo, gracias al impulso lo compré, y se convirtió en el primer autorregalo de esta navidad.