jueves, 30 de marzo de 2017

Tamaños y opciones

Hace fila para comprar una bebida caliente. Entre la amplia oferta de productos a la venta, se decide por un capuchino mediano. Mientras espera su turno escucha atentamente la canción de su reproductor musical y la canta mentalmente. El percusionista frustrado que lleva por dentro sale a flote, y le da unos golpes a un tambor imaginario que ubica enfrente. 

Cuando es su turno, la cajera le pregunta qué quiere. Le responde con una sonrisa “Buenos días, un capuchino mediano con leche deslactosada, por favor”

“Ok, ¿Lo quiere con whiskey, Amareto o vainilla?” En ese momento piensa en lo agobiante que se torna la vida con tantas opciones para todo. 

“No gracias, sencillo”

“Bueno, tenemos estos tamaños” le dice la mujer, al tiempo que le muestra cada uno de los vasos de cartón: “pequeño, mediano, mediano grande, grande y extra-grande” “¿Acaso no le había mencionado ya el tamaño?” piensa

“Mediano, gracias”.

Cree que el mundo funcionaría mejor si todos tuvieran claro que es lo que quieren hacer, desde tomar café hasta conquistar el planeta.

“Cuál es su nombre?”

“Para qué carajos necesita mi nombre? Solo quiero un maldito café” piensa

“Alberto”

“Sr. Alberto, al final de la barra puede reclamar su pedido”

Alberto camina hacia el lugar indicado, ubica su factura, junto a otras que están perfectamente alineadas sobre la barra, espera poco tiempo hasta que alguien grita en un tono cantadito que, no sabe por qué, lo irrita: “¡Señor Alberto!”.

Después de más o menos un minuto le entregan su bebida. Le da un sorbo mientras sigue enfrascado en su soliloquio acusador: 

“¡Claro!, el mundo está asi de jodido porque no tenemos claro que es lo que queremos, ni al momento de pedir un puto café.  Por eso es que otros se tomas atribuciones que no les corresponden y comienzan a aconsejar a diestra y siniestra qué necesitamos o qué debemos hacer para que nuestras vidas funcionen de una mejor manera.

Cuando termina el primer sorbo piensa: “Está muy simple , la próxima vez le voy a hacer caso  a la cajera y lo pido  con Amareto”.