martes, 20 de enero de 2015

48 horas

No creo que Dios le ayude más al que madrugue que a aquel que no lo haga.  Madrugar siempre tendrá algo de sacrificio  Lo bueno de hacerlo, es que el día se hace más largo.  Tal vez por eso es que algunos se ufanan por el acto de levantarse muy temprano.

Siempre he creído que la mañana es el mejor horario para hacer cualquier cosa, pues a  uno le rinde más, mientras que iniciar la jornada laboral en la  tarde muchas veces se complica, con una sensación de sueño que nos ataca después de haber almorzado y, por alguna extraña razón, justo cuando uno se sienta en el puesto de trabajo.

En todas las empresas se deberían implementar salas de sueño, donde los empleados tendrían la opción de descansar de 15 a 20 minutos, ya cada cual miraría como coordina su tiempo de almuerzo.  Esos espacios contarían con estaciones de café donde antes de ponerse a descansar, se debería ingerir la bebida, pues esta científicamente comprobado que tomar café justo antes de un pequeño descanso, es una buena manera para  estar alerta, activos y sin síntomas de cansancio.

Pero bueno, mejor me encamino hacía el tema del post ¿En qué momento de la historia a alguien se le ocurrió decir que las horas deben tener  60 minutos?  No es raro ver como a veces los días pasan y sentimos que no hemos hecho nada o que hemos dedicado la mayor parte del tiempo a la jornada laboral.  Creo yo que la angustia de falta de tiempo, se refuerza con el número 24, porque con  ese número de horas, el día, a veces,  pasa volando.

 ¿Qué pasaría entonces si las horas fueran de 30 minutos?  Tendríamos 48 horas en el día, y tal vez seríamos más productivos al tener solo 4 horas, de las actuales, para trabajar, y también nos quedaría más tiempo para realizar diferentes actividades durante el día. 

Creo que el simple hecho de concebir un día con más horas, reduciría nuestros niveles de estrés.  El siguiente nivel sería vivir, como los Amondawa, sin tiempo, pero para eso todavía nos falta evolucionar mucho.