sábado, 21 de septiembre de 2013

Pogo

Los de la Rae son capaces de afirmar que la palabra pogo no existe, lo que me lleva a pensar que nunca han estado inmersos en uno, y que tal vez sean personas aburridoras con aires de eruditos (¡que va! de pronto son de lo más agradable de este mundo, pero uno simplemente es feliz criticando a personas que no conoce)

Y es que si usted nunca ha estado en un pogo, se pierde de una experencia "liberadora"; de una una descarga de energía ni la berraca y de una especie de comunión entre varias personas.  Hay pogos de pogos unos muy básicos y hasta amigables, a otros donde la gente entra casi dispuesta a matar.

Una de las cosas más importantes al participar en un pogo, es amarrarse bien los zapatos, y si por algún motivo se le llega a salir uno, ni por el chiras se le ocurra agacharse a recogerlo, pues básicamente significaria su muerte, a punta de la muy bien conocida patacera. 

Algo que realmente rescato del pogo es el dejarse llevar, no apostarle tanto a la agresividad (¡ojo! esto no quiere decir que usted va a entrar repartiendo flores y besos; pues si usted pretende ingresar muy "flojito" al mismo, mejor desista de la idea), sino intentar hacer parte de una sola masa movida por la música que induce a tan particular "ritual".