El título de este post iba a ser "Fechas especiales", en el cual iba a escribir acerca del San Valentín. Comencé a redactarlo y no me gustaron las primeras líneas. Las borre y después me entretuve mirando otra página de internet, para luego pensar en diferentes temas inconexos, que vaya usted a saber por qué razón llegaron a mí cabeza.
Me dio un ataque de sueño que todavía tengo. Pensé entonces apagar el computador e irme a tumbar a la cama, pero me dio cargo de conciencia ver la pantalla del blog en blanco, así que nuevamente comencé a escribir sobre el tema inicial.
De repente, el corrector de ortografía de Blogger comenzó a subrayar todas las palabras que escribía, usted sabe, esa condenada línea roja que lo hace sentir a uno como si fuera una máquina de producir errores.
Muchas personas piensan que escribir solo consiste en tener buena ortografía. Son una especie de militantes del idioma, que no perdonan que uno no le ponga una tilde a una palabra. No digo que tener buena ortografía sea algo que sobre, pero tampoco creo que dominar a la perfección todas las reglas ortográficas de un idioma sea algo imprescindible para escribir.
Hace un tiempo leí un artículo sobre Gabriel García Márquez, en el que mencionaba algo relacionado con este tema. Por poner un ejemplo cualquiera, digamos que nos topamos con la siguiente frase: “El medico atendió al paciente”. Inmediatamente, para muchos, saltará a la vista la palabra "medico" al no llevar tilde, pero pues a menos que uno sea muy bruto o tenga una capacidad de comprensión de lectura casi nula; es claro que al leerla, se debe marcar el acento en la primera sílaba y que no puede ir ni en la última y tampoco en la penúltima.
Personalmente, con frecuencia se me escapan las tildes de las agudas. También, en otras ocasiones, a pesar de saber que está mal, escribo inconscientemente la palabra coger con j.
Me dio un ataque de sueño que todavía tengo. Pensé entonces apagar el computador e irme a tumbar a la cama, pero me dio cargo de conciencia ver la pantalla del blog en blanco, así que nuevamente comencé a escribir sobre el tema inicial.
De repente, el corrector de ortografía de Blogger comenzó a subrayar todas las palabras que escribía, usted sabe, esa condenada línea roja que lo hace sentir a uno como si fuera una máquina de producir errores.
Muchas personas piensan que escribir solo consiste en tener buena ortografía. Son una especie de militantes del idioma, que no perdonan que uno no le ponga una tilde a una palabra. No digo que tener buena ortografía sea algo que sobre, pero tampoco creo que dominar a la perfección todas las reglas ortográficas de un idioma sea algo imprescindible para escribir.
Hace un tiempo leí un artículo sobre Gabriel García Márquez, en el que mencionaba algo relacionado con este tema. Por poner un ejemplo cualquiera, digamos que nos topamos con la siguiente frase: “El medico atendió al paciente”. Inmediatamente, para muchos, saltará a la vista la palabra "medico" al no llevar tilde, pero pues a menos que uno sea muy bruto o tenga una capacidad de comprensión de lectura casi nula; es claro que al leerla, se debe marcar el acento en la primera sílaba y que no puede ir ni en la última y tampoco en la penúltima.
Personalmente, con frecuencia se me escapan las tildes de las agudas. También, en otras ocasiones, a pesar de saber que está mal, escribo inconscientemente la palabra coger con j.
Deberíamos dejar de hacer tanto bullying gramatical, y más bien preocuparnos por Poner en la escritura los signos ortográficos necesarios para distinguir el valor prosódico de las palabras y el sentido de las oraciones y de cada uno de sus miembros (Esos de la RAE son demasiado eruditos), es decir, puntuar correctamente , que si es algo realmente importante para la escritura.
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