Tal vez un "¡No!" es la respuesta más apropiada para dar en varias ocasiones, ¿Cuantas veces no hemos dicho "no", y en cuantos líos no hemos metido por eso? Cómo todavía vivimos inmersos en el mundo de la pena, y el qué dirán, no tenemos la respuesta "no", valga la redundancia, entre nuestras opciones.
Aprender a decir no es complicado, y mucho más en ambientes de amistad y compinchería, en donde tanto nos pesa ese sentimiento de "no ser chéveres". El punto es que nunca vamos a lograr cuantificar cuanto tiempo en nuestra vida va a significar un "¡No!", y por eso nunca le damos la importancia que realmente merece esa respuesta.
Otro punto importante, creo yo, al decir "no", es no dejar que la rabia o alguna molestia nos lleve a utilizarlo cuando la otra persona realmente nos necesita. Entonces existirán ciertos tipos de "¡No!", y debemos procurar utilizarlo cuando estemos seguros de que decir "Si" nos va a perjudicar, de alguna manera, en el largo plazo.
Decir, ¡No!" otro de los tantos artes que debemos perfeccionar en la vida.
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