Hoy, al caer la tarde, salí a caminar un rato y cuando me devolvía para la casa, decidí tomarme un café para contrarrestar el frio y viento que comenzó a hacer. luego de pedir la bebida y mientras me la preparaban, le puse atención a la conversación de dos hombres que estaban sentados en la barra. Uno le decía a otro, que llevaba una camiseta de cuadros y un pantalón de dril color caqui: "Es que ahora tiene que ponerle mucho cuidado a su papá, uno no puede dejar pasar esas alertas."
Mientras el hombre le decía eso a su amigo, este tomaba pequeños sorbos de su café y asentía con la cabeza, En una pausa del primero respondió:
"Si, ya estoy al frente de todo, ya sé cuáles son todos los exámenes que se debe hacer y los cuidados que debe tener."
"¡Que bien!" le respondio su amigo, "Marica, acuérdese que su familia es usted y su papá; ya, no hay nadie más, así que usted tiene que hacer las veces de Esposa, hijo, mama...todo."
Su amigo lo escuchaba atentamente. Después de esto pagaron y se despidieron. Más allá de la historia o lo que estuvieran hablando, que claramente no me concernía, me gusto la forma en que el hombre aconsejaba a su amigo. Por el tono de su voz y las palabras que utilizó, se notaba que es alguien a quién estima mucho. Que bueno es recibir esos consejos, que no tienen ni una pizca de crítica, sino que son puras palabras de aliento.
Todos deberíamos tener listos varios cartuchos de ese tipo de palabras, nunca sabemos cuando debamos disparárselas a alguien que las necesite.
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