martes, 8 de noviembre de 2016

Personaje

Es la 1 de la mañana. Leo.  Leer a esa hora es agradable porque el ambiente está casi en completo silencio y logró concentrarme mejor en la lectura. Un perro ladra en un parquedaero del edificio de enfrente.

Vuelvo a la lectura, algo le ocurre a uno de los personajes principales.  No me lo esperaba.  A lo largo de la novela me relacioné de cierta manera con él,  celebré sus aciertos, apoyé sus causas y forma de actuar.  

Sé que solo es un personaje que hace parte de un mundo de ficción, pero el giro de la historia me afecta un poco, no al punto de hacerme llorar  o que me obligue a mecerme de atrás hacia adelante como un loco, pero si hace que me plantee muchas preguntas; me invita a mirar el mundo desde un punto de vista diferente.

Vuelvo a leer la página, esperando encontrarme con otras letras, otros párrafos que cuenten algo diferente, pero no, confirmo lo que ha pasado en la historia.  "¿Y ahora qué?" me pregunto.  Es tarde,  o más bien muy temprano,  y decido dejar  el 20 % restante del libro para más tarde.

Si  la muerte de un personaje de ficción logra generar ciertas emociones en un lector, resulta difícil comprender cuanto le cuesta al  autor matarlo.  El escritor de la novela que leí, duro 10 años escribiéndola, tiempo en el cual, imagino, ni un solo día dejó de pensar en su obra y los elementos que la componen. 

Los personajes se convirtieron, más allá de su creación, en "amigos invisibles" que entiende a la perfección, pues conoce todos sus rasgos de personalidad y cómo reaccionan ante diferentes situaciones.  

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