Las entidades bancarias son buenísimas dándonos buenas noticias. Hace unos días me llegó el extracto de la tarjeta de crédito junto con un un papel en el que mi nombre es Estimado(a) y mi apellido Cliente. En él me dicen que desde ya me puedo relajar y disfrutar al máximo de mis vacaciones.
En un principio me alegré al saber que voy a tenerlas pero, justo al instante, la emoción se desplomó como un castillo de naipes azotado por un fuerte viento. Esos "señores" Me cuentan que las compras que realice con la Tarjeta de Crédito (así lo escriben, con Mayúsculas como si fuera un nombre abstracto personificado), o bien , ese dinero invisible, entre el 15 de junio y el 15 de Agosto, las puedo pagar dos meses después de la compra. ¿Acaso son bobos o qué?, ¿quién se va a relajar con semejante noticia tan ridícula?
Pueden ocurrir dos cosas: que uno olvide por completo la compras y a los 2 meses llegue un cojonal de cuenta, o vivir con estrés ese lapso de tiempo al tener presente esa deuda que ellos ven como terapia de relajación. ¿Por qué no nos cuentan mejor esto?:
Estimado cliente, te informamos que todas las compras que realices con tu
Tarjeta de Crédito entre el 15 de junio y el 15 de Agosto serán gratis"
Eso si es motivo de relajación, contrario a dilatar el pago de una deuda.
Más tarde me llega un correo de otra entidad en el que afirman que hacer retiros de dinero me va a gustar más ¿Acaso hay alguien qué encuentra satisfacción en teclear la clave en el cajero automático y esperar a que la máquina escupa el dinero? Pero esa no es la razón por la que voy a disfrutar más ese acto; la gran noticia es que ahora el monto máximo de retiro aumento a $700.000.
La única ventaja de todo esto sería el tener que visitar menos veces el cajero automático, para sacar la plata que debemos destinar a la deuda "relajada" de la tarjeta de crédito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario