Entro a la librería y me da por preguntar si tienen libros de mi escritor favorito. Muy pocas veces encuentro alguno que no he leído, pero ¿qué tal que sea uno de eso días en los que, por una alineación de planetas, digamos, me encuentre con uno que no tenga?
“Buenas tardes tienen libros de Juan José Millás”
“¿Villás?” responde el hombre asombrado
“Millas con M” le clarifico, como si fuera su obligación saber quién es y que es mi escritor favorito.
El hombre se dirige con determinación a un pasillo y comienza a pasar el dedo índice de su mano derecha por los libros de un estante. Imagino que está en la sección de los escritores cuyos apellidos empiezan por la M. Al rato deja la actitud de búsqueda y, con cara extrañada, vuelve a preguntar: “Y, ¿de dónde es?
“España” le digo con desgano, al darme cuenta que no tiene ni idea de quién le hablo.
“Millas, ¿ha oído sobre el?, le pregunta a un compañero de trabajo.
“Búsquelo en el computador”.
El vendedor se voltea hacia mí, y me dice: “Voy a buscarlo en el sistema. Le doy las gracias al tiempo que comienzo a caminar detrás de él.
Una mujer le obstruye el paso con una copia de Orgullo y Prejuicio en cada mano, y le pregunta que cual es la mejor edición. El hombre frena, toma los libros, y a mitad del pasillo le grita a su compañero; “De estos dos,¿cuál es mejor?
“El de Random House” le contesta el otro.
Vuelve con la mujer y le dice con seguridad: “Este”, señalándole uno de los libros.
Llegamos al computador. “¿Cuál es el nombre?” pregunta de nuevo. “Millas”, pronunció la m de forma exagerada.
El hombre teclea el apellido, presiona Enter y me responde “no, no tenemos nada” Le doy las gracias y me dirijo hacia la salida.
Justo en la puerta, una mujer le sugiere a otra de pelo blanco, al parecer su abuela, un libro para colorear mandalas : “Mira, tu podrías comprarte este, ¿no crees?” La viejita la mira, le sonríe, pero no responde nada. Quizás esté harta de que le asignen esas tareas que la hacen sentir más muerta que viva y lo que en verdad quiere es tomar clases de salsa, por ejemplo.
Cerca del libro de colorear para adultos, veo que hay otro de Origami antiestrés con la figura de un pájaro en su portada, que parece complicadísima de lograr sin llegar a estresarse un poco.
Abandono el lugar.
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