Iba a empezar escribir este texto a las 11:30. Me distraje con el celular y ahora son las y 41. Seguramente no lo voy a terminar antes del cambio de día, por eso la razón del título, es decir, digamos que el punto corresponde a hoy y la coma a un mañana que ocurrirá, ahora, dentro de 16 minutos, si no es que un meteorito impacta la tierra y acaba con este cuento, tan surreal en ocasiones, tan subjetivo, en últimas tan punto y coma.
Dicen que el uso de ese signo de puntuación es el más ambiguo de todos, Muchos le temen y prefieren darle palo hasta el cansancio a la coma sencilla , otros pretenden ir más a la fija y optan por el punto, que da una sensación de seguridad por su carácter cortante y de: “Hasta aquí llegamos, busque otra idea si quiere decir algo más”.
Daniel, un gran amigo que estudio literatura, quien, considero, escribe muy bien, me contó hace un tiempo que él sabe muy poco de puntuación, tiende a dejarse llevar por el instinto y pone los signos a punta de feeling. Dicha conducta le permite crear escritos sabrosos, que tal vez se quedarían en el mundo de las ideas si fuera un lingüista puro.
Yo, sin ínfulas de lo último, lo utilizo y trato de mezclar ambos acercamientos, cuando siento que la idea que quiero expresar está ligeramente desconectada de la anterior, pero pende de un hilo casi invisible que todavía la conecta, como ese pedazo de carne al que se aferra un diente cuando está a punto de caerse.
De pronto, sobrellevar la vida se trata más de punto y comas que de comas sencillas o puntos, pues a veces es difícil entender de qué forma se conectan los sucesos de nuestras vidas.
Por mí parte, si la vida fuera una mera cuestión de puntuación, la viviría a punto de comas de inciso, pues me parece el signo de puntuación más justo y apropiado de todos.
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