lunes, 8 de marzo de 2021

Revistas

La semana pasada fui al oftalmólogo. El en ese lugar solo se encontraba la recepcionista y una mujer con su hija pequeña, de unos cinco meses, a la que no dejaba de hablarle, mientras la pequeña sonreía embelesada por las palabras de su madre.

Cometí el grave error de no llevar un libro, así que escaneé el lugar con la mirada para ver si había revistas, pero el lugar, aparte de humanos, estaba desolado. Supongo que las retiraron todas como medida de bioseguridad, yo qué sé.

Siempre le tengo fe a las revistas de ese consultorio, pues en una ocasión, en una espera eterna, comencé a hojear una desprevenido. La mayoría de páginas tenían publicidad de aparatos médicos y medicinas; las que no, hablaban sobre procedimientos quirúrgicos con nombres raros.

Ya casi llegando al final había un artículo de Pedro Mairal. La revista médica le había hecho un encargo al escritor para que hablara sobre el significado de bienestar.

El texto, titulado “No estoy”, es bellísimo. En el, Mairal tuvo la genial idea de separar la palabra: Bien/Estar, y alrededor de esa idea narró una salida de vacaciones con su familia.

El texto me gustó tanto que lo leí y releí varias veces hasta que me llamaron a consulta. Pensé en robarme la revista, pero al final no lo hice, pues me propuse encontrar  el texto en internet apenas llegara a la casa.

Así fue y y le envié el link a unos amigos. Tiempo después lo olvidé, hasta que un día me entró urgencia por leerlo de nuevo. Lo busqué como loco en Internet y no lo encontré. Luego traté de buscar el mail que había enviado, pero tampoco pude dar con él. Incluso le envié un mensaje a Mairal en twitter, preguntándole por ese artículo, pero me ignoró por completo.

No desfallecí en mi búsqueda y por fin di con la revista, pero estaba en ese formato en el que solo se puede ver online, pero los textos no se dejan copiar. Así que me puse en la tarea de transcribir toda la pieza.

Siempre hojeo las revistas de cualquier sala de espera, a la espera, valga la redundancia, de encontrarme con otro gran escrito.

“Cumplo mi rol de niñero socorrista. Mi hija ahora arrastra una manta sobre el pasto. Quiere hacer “cama de nubes”. A la noche hay cama de estrellas y al día “cama de nubes”. Es solo poner la manta bajo el cielo y mirar.”

“De hecho escribir me ayuda a estar, a estar bien, pero bien significa presente, estar bien ahí, bien plantado, estar muy, estar plus, estar más, hiper estar. Bienestar. Escribir me ayuda a estar acá, a ubicarme en el tiempo: ni desfasado hacia atrás pensando en lo que fue o lo que pudo haber sido, ni inclinado hacia adelante ansiando lo que vendrá en un mañana mejor.”

“Parte de mi identidad funciona robóticamente allá, sin mí. Estoy lobotomizado por la distancia. Me felicitan, me insultan, me comentan, me palmean con clicks y yo no estoy ahí. Le mandan mensajes a un fantasma, el vanidoso ausente, al desconectado de su dopamina virtual, sin su gratificación de pantallita, su dosis de droga ancha, sus bits inundando el torrente sanguíneo como un chorro de agua helada en el calor.”

Muchas veces vuelvo al texto de Mairal, y después  de leerlo siento una gran ligereza.

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