lunes, 6 de diciembre de 2021

Manzanas en una esquina

6:08 P.M

Verde.

Amarillo.

La camioneta frena en la esquina luego de que el semáforo cambia a rojo. Las personas que caminan por la calle, afanadas, parecen una masa elástica que se expande y contrae a cada momento y que se cuela por entre los carros, para llegar a donde tengan que llegar; no tienen tiempo de ponerle atención a nada ni a nadie, lo único que les interesa es avanzar, dar un paso y después otro y otro más: ta ta ta, sus pisadas tienen un tempo constante.

La luz del día está a punto de irse y el cielo tiene ese color morado oscuro característico de esa hora.

A pocos metros del semáforo un hombre está parqueado con una carretilla que lleva manzanas. No las alcanzo a ver, pero sé que ese es el producto, porque el hombre no se cansa de anunciarlo: “Manzanas chilenas, 6 manzanas chilenas en $3000, no deje pasar esta oportunidad, no pase de largo y cómprelas ya”. Sus palabras son amplificadas por un parlante.

Por un instante pienso en las personas que componemos la escena, e imagino que si coincidimos en ese lugar a una misma hora, tiene que ser por algo; así nunca crucemos palabra alguna en lo que duren nuestras vidas. Imagino que, de cierta forma, la vida procura mantener algún tipo de equilibrio, pero llega un momento en el que se aburre y por eso todo, casi siempre, tiende más bien hacia el caos.

De pronto fueron las manzanas chilenas las que nos juntaron en la esquina.

Las personas que en ese momento no son dueñas de sus actos, de su movimiento, pues ya sabemos que hacen parte de una masa humana voluble, siguen de largo y ninguna se preocupa por examinar la oferta.

El vendedor no se da por vencido e inventa, con las mismas palabras, mil combinaciones posibles. Juega con ellas, cambia una palabra aquí, pone un verbo allá, siempre resaltando el precio y la procedencia de las manzanas.

“No deje pasar esta oportunidad. 6 manzanas chilenas a $3000”.

Verde.

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