Si lo hago es solo porque me gusta imaginarme la vida de las personas, aventurarme a pensar qué los mueve en la vida, a qué le temen, cuáles son sus deseos, en fin esas finas hebras que conforman el tejido de la realidad, y que al final son las que realmente importan y nos definen.
Le prestó atención a dos conversaciones, como siempre, haciéndome el loco, porque en ambas hablan en voz baja, y no quiero que sea obvio que estoy espiando lo que conversan.
En la primera una pareja almuerza en una mesa detrás de mí. Hablan de viajes y de cómo es vivir inmerso en otras culturas. Por lo que alcanzo a captar parece que ella se va de viaje a España.
Es una conversación repleta de lugares comunes, como si los dos caminaran por el borde del abismo de los temas comprometedores, y miden sus palabras hasta tal punto que la conversación resulta sonsa.
En un momento el hombre olvida los formalismos y dice "Espero que no te vayas a olvidar de mí cuando te vayas a España.". “Lo mismo te digo”, responde la mujer.
Más tarde, en la terraza de un café, otra pareja cucharea una copa de un helado de color rojo y hablan casi en susurros. Tienen las manos entrelazadas y hay cierta tensión en el ambiente.
Es difícil captar el hilo de la conversación, así que solo alcanzo a escuchar un par de frases sueltas por parte de la mujer:
Va a llegar un día en el que no te voy a ver
Por lo menos sé que le voy a seguir diciendo mentiras.
Sé que no nos vamos a dejar de hablar y que nos vamos a ver por este medio
Pasado un rato, la copa de helado ahora ocupa una esquina de la mesa y el hombre tiene las manos de ella dentro de las de él. Entre frase y frase la mujer las libera de esa prisión para agarrarle la cara y darle besos prolongados, y luego las devuelve a la posición original.
En uno de esos movimientos, luego de que la mujer dice Te quiero mucho, caigo en cuenta de que él es el único que lleva argolla de matrimonio.
Le prestó atención a dos conversaciones, como siempre, haciéndome el loco, porque en ambas hablan en voz baja, y no quiero que sea obvio que estoy espiando lo que conversan.
En la primera una pareja almuerza en una mesa detrás de mí. Hablan de viajes y de cómo es vivir inmerso en otras culturas. Por lo que alcanzo a captar parece que ella se va de viaje a España.
Es una conversación repleta de lugares comunes, como si los dos caminaran por el borde del abismo de los temas comprometedores, y miden sus palabras hasta tal punto que la conversación resulta sonsa.
En un momento el hombre olvida los formalismos y dice "Espero que no te vayas a olvidar de mí cuando te vayas a España.". “Lo mismo te digo”, responde la mujer.
Más tarde, en la terraza de un café, otra pareja cucharea una copa de un helado de color rojo y hablan casi en susurros. Tienen las manos entrelazadas y hay cierta tensión en el ambiente.
Es difícil captar el hilo de la conversación, así que solo alcanzo a escuchar un par de frases sueltas por parte de la mujer:
Va a llegar un día en el que no te voy a ver
Por lo menos sé que le voy a seguir diciendo mentiras.
Sé que no nos vamos a dejar de hablar y que nos vamos a ver por este medio
Pasado un rato, la copa de helado ahora ocupa una esquina de la mesa y el hombre tiene las manos de ella dentro de las de él. Entre frase y frase la mujer las libera de esa prisión para agarrarle la cara y darle besos prolongados, y luego las devuelve a la posición original.
En uno de esos movimientos, luego de que la mujer dice Te quiero mucho, caigo en cuenta de que él es el único que lleva argolla de matrimonio.
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