Le digo a Alexa, el aparatico de Amazon, que ponga música de James Rhodes. No es que sea un fanático ni mucho menos conocedor de ese tipo de música, pero me apetece escuchar algo tranquilo, tener una música de fondo con la que no me distraiga cantando mentalmente la letra de las canciones.
Escojo a Rhodes, porque una vez estuve en una rueda de prensa que dio en Bogotá y me pareció un tipo sincero, con cero ínfulas de grandeza. En esa ocasión, en la librería Santo y Seña, compre su libro Fugas, en el que relata cómo maneja sus problemas de ansiedad durante una gira.
Al inicio de cada capítulo contaba una historia relacionada con las piezas clásicas que tocaba en esa gira, y me pareció hermoso la pasión con la que hablaba de cada una.
Recordé ese episodio y por eso se me ocurrió pedirle a Alexa que reprodujera su música.
El punto es que el aparato entendió James Rose y no Rhodes, y entonces sonó la canción Notes in the Park. Al principio pensé en ponerme de pie y decir: “No sea bruta Alexa, dije James Rhodes”, pero luego de escuchar las primeras notas, la canción me gusto, así que dejé que sonara.
Tome el episodio como uno de esos eventos que suceden para bien, es decir, que por alguna razón en este preciso instante de mi vida debía escuchar la canción de Rose. Ese fue el cuento que me creí para cargar de misticismo un error de pronunciación, ya ven ustedes las pendejadas que uno puede llegar a pensar.
Ya me dirán ustedes qué les parece y disculpen mi mala pronunciación.
Pd: Lean Fugas, es un buen libro.
“Me lanzo a la piscina y empiezo por el suave arpegio con que inicia el preludio de Bach. en cierto sentido estos ciento veinte segundos contienen todos los secretos del universo. Siempre me deja pasmado que algo de apariencia tan sencilla, pueda ser en realidad tan profundo. Mientras avanzo compás tras compás voy bajando del do mayor a aguas más turbulentas desde el punto de vista armónico, dejo que la música se apodere de mí y me voy a un lugar más seguro. Por eso me dedico a esto. Justo en ese segundo coincido plenamente con Bach: esta es la prueba de que Dios existe. Todo el día de mierda, de preocupaciones, de angustias desaparece y me quedo tendido junto a un océano, amado, acogido.”
–Fugas
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