Una vez, en la feria del libro que tuvo lugar justo después de la muerte de García Márquez, me topé con una sección de libros de Quino y me puse a hojear uno.
Lo abrí de forma aleatoria en cualquier página y caí en una caricatura en la que, si no estoy mal, Felipe conversaba con Libertad. Más que conversar recitaba la siguiente especie de Monologo:
¿Qué necesita ser una vaca para ser una vaca? Una vaca. ¿Qué necesita ser un oso para ser un oso? Ser un oso ¿Qué necesita ser un perro para ser un perro? Ser un perro ¿Qué necesita ser un humano para ser un humano?...Ser un ingeniero, médico, economista…
La he buscado como loco pero no la he podido encontrar. Debí haberme llevado el libro ese día, en fin.
Escribo sobre este tema porque hace poco escuché por ahí que alguien se preguntaba lo siguiente: "¿Por qué no es suficiente existir?"
Imagino que es un tema que ya ha sido tratado por grandes filósofos, que han atacado la pregunta desde diferentes ángulos.
Y es que es una buena pregunta, ¿acaso no? ¿Por qué no es suficiente respirar, mirar pal techo o andar por ahí y ya está?
Y entonces claro, aparecen las obligaciones: el trabajo, la familia, las deudas esto, lo otro, lo loaquello y lo más aquello.
El punto es que a veces todo se vuelve tan complicado que olvidamos que la vida es un parpadeo, o como leí en una novela: “una chispa entre dos vacíos idénticos, la oscuridad antes del nacimiento y la que viene después de la muerte.”
Por eso cuando siento que todo empieza a perder sentido miro el amable recordatorio que cargo en mi cuello. Es ahí cuando pienso “Existir es suficiente”.
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