Almuerzo con I. Hacía bastante tiempo que no nos veíamos, pero no tardamos en encontrar la camaradería que siempre ha caracterizado a nuestra amistad. Pienso en lo que dice Ribeyro sobre ella, que es superior al amor, pues es más generosa, desinteresada y también nos acerca a la felicidad. El escritor peruano concluye: “una persona sin amigos corre el riesgo de nunca llegar a conocerse. Cada amigo es un espejo que nos refracta desde un ángulo distinto”.
Por eso la importancia de conservarlos, pues a medida que uno crece es más fácil perderlos que encontrar nuevos.
I. me cuenta que ha fallado en todos sus propósitos de lectura de años anteriores. que en 2020 se fijó la meta de leer 12 libros y al final no leyó ninguno. Que al año siguiente pensó: “Van a ser 10”, pues según él hay dos meses muertos en el año (ya no recuerdo cuáles) y al final fue lo mismo: no logró terminar ni uno. Y al siguiente dijo: “pues me voy a leer 8” y la cifra final fue 0.
Así que en 2023 no se concentró en ningún número de libros como meta de lectura, sino en mirar qué libro leer a ver si lo terminaba. Se encarriló en la lectura del Código de Da Vinci, y me cuenta que le había gustado bastante, que ya iba como por el 70% de la lectura, pero que llegó a un capítulo en el que cuestionan la figura de la Virgen María, y como I. es muy católico, eso le dio mal genio y mandó esa lectura a la porra. Le pregunto que por qué, si a veces es bueno que los libros antagonicen nuestras posturas, aunque también pienso que uno puede abandonar una lectura por la razón que sea.
I. También me cuenta que quiere cambiar sus hábitos de lectura, porque tiende a leer cosas tristes, es decir, temas de actualidad y política que, creo, solo generan ansiedad.
I es muy metódico, y un día se dedicó a investigar sobre libros de creatividad hasta que dio con uno que le llamó la atención, y se trazó todo un plan de lectura para acabarlo sea como sea. Dice que ya va por el 80% del libro y que ha logrado leer por varios días seguidos.
Creo que lo mejor es no fijarse metas de lectura y leer al ritmo que a uno le plazca, sintiéndose a gusto y con la libertad de abandonar una lectura en el momento en que resulte insoportable.
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