Esa es la mítica frase del músico Frank Zappa: So Many books, so little time.
Para tratar de ganarle la batalla al tiempo, la actividad de la lectura se convierte en un vicio, una costumbre tan placentera y adictiva como comer chocolate. Una vez se cae en ella, es muy difícil abandonarla. Leer como droga.
De ahí que siempre trate de leer más de un libro, porque, ya lo dijo Zappa no hay tiempo, no queda más que atragantarse de lecturas.
Ayer, por alguna razón, me acordé de la escritora Leila Guerriero. Como cronista me parece tremenda, al igual que para perfilar personas. Entonces le dije a mí mismo: mí mismo, hace tiempo que la tengo en mi radar de lectura y nada que leo uno de sus libros. Así que decidí leer Frutos Extraños, una recopilación de sus crónicas y perfiles. Me parece sana esa forma aleatoria de escoger los libros como por un capricho pasajero.
Hoy almorcé con M. Me contó que estaba contento porque había terminado de leer un libro. Hace poco el virus de la lectura le cayó encima y presenta esos síntomas de querer leer a cada rato.
¿Vamos a mirar libritos o qué? me dijo M. Después de nuestro consabido ritual de cafecito post-almuerzo. ¿Cómo negarme a ese pequeño placer? Ya en la librería me dijo que le recomendara libros. Siempre que alguien me dice eso, quedo en blanco. Es extraño pues es como si de un momento a otro se esfumara de mi cabeza la infomación que guardo de los libros que he leído.. M me dice que no quiere leer algo que lo ponga melancólico, sino que lo divierta. Esculco mi cabeza hasta que doy con un título: Memoria por Correspondencia de Emma Reyes. Ese libro me encantó y me sacó varias sonrisas.
Luego le mencioné otro par y abandonamos la librería porque M. tenía que regresar a la oficina.
–Juanma, le propongo un business, me dijo después de dar unos cuantos pasos.
–Cuente, le respondí.
–¿Qué dice si compramos un libro entre los dos, uno lo lee y la próxima vez que nos veamos para almorzar, se lo lleva el otro?
–Hágale, ¿cuando empezamos?
–Hoy mismo.
Al poco tiempo estábamos de vuelta en la librería mirando qué libro íbamos a llevarnos. En uno de los estantes estaba Solo un poco aquí de María Opsina Pizano. Se lo muestro a M. para que lea la contraportada. Está del putas, dice.
Luego el ve Antes de que se enfríe el café. ¿Cuál llevamos?, me pregunta. Algo nos dice que elúltimo..Y pues nada, ahora tengo otro libro por leer, ¿qué se le va a hacer?.
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