Una de mis hermanas me regalo un pito delgado de color azul: “ ¿Para qué?, le pregunté cuando me lo entregó. “para que lo pongas en tu llavero, quién sabe cuándo lo vas a necesitar. La vida está llena de quién sabes, y vamos por ahí mirando como blindarnos de todos los posibles escenarios catastróficos.
Imagino que es uno de esos pitos que sirven si uno llega a quedar atrapado debajo de una montaña de escombros después de un terremoto. Uno siempre piensa: eso nunca me va a pasar a mí, pero también suele ocurrir que uno nunca sabe nada o no tanto como cree saber.
La vida es tan incierta que a cualquier persona le puede ocurrir lo más inimaginable, como cuando la tapa de un reactor de una industria petroquímica en Tarragona, voló tres kilómetros, entró por una ventana tumbó el piso de un apartamento y le cayó encima a un hombre
No sé si quedo herido o murió de forma instantánea. Si ocurrió lo primero, imagino que el pito le habría podido servir de algo , ¿acaso no?, por lo menos para gastar su último aliento utilizándolo, qué sé yo.
En estos días he tenido mucho ruido en mi cabeza, puros escombros mentales. A veces cuando voy por la calle y caigo en una espiral de pensamientos negativos, me dan ganas de sacar el pito y soplarlo a ver quién acude en mi ayuda o quién se acerca a decirme que deje el ruidajero, pues el pito emite un sonido agudo que debe volver loco a cualquier rescatista.
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