Edito un texto que escribí en inglés con la ayuda de una aplicación. A primera vista, la mía nada más, está bien, pero apesto con el uso de las preposiciones y estoy casi seguro de que el texto no está 100% correcto.
Además de esas dudas que pienso dejar pasar hasta que un hablante nativo lo revise, la aplicación genera un aviso. Dice que el escrito es muy palabrero, too wordy, así lo afirma.
La traducción literal de google para wordy es “verboso”, pero esa palabra, por una u otra razón, me genera desconfianza, así que prefiero palabrero, que la RAE define escuetamente como: “Que habla mucho”, es decir, una especie de Cantinflas. Es preferible, pienso yo, que a uno le pregunten: “¿Por qué es tan palabrero?”, en vez de que a uno le lancen una acusación del tipo: “Deje de ser tan verboso”; quizá de ahí viene la repulsión por la palabra, porque la asocio con “mierdero”, que si estuviera aprobada por la RAE tendría como definición: “Que habla mucha mierda”.
Le borro unas cuantas palabras al texto, evitando que la idea principal se pierda, pero nada, la berraca aplicación insiste que el escrito está palabrero o que yo lo soy, pues fui quien lo produjo.
Nada mejor que ir al grano y ser conciso, de ahí la importancia de podar los escritos hasta decir lo que se quiere con la menor cantidad de palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario