El yo, nuestra identidad, imagino, tiene que ver con lo que somos de verdad, no esa cáscara con la que tratamos de evitar vernos raros, sino nuestro centro, igual no lo sé, supongo que para esos temas, es mejor consultar lo escrito por grandes mentes que se dedicaron a estudiar lo complejo que es el ser humano junto con sus conductas; personajes como: Schopenhauer, Nietzche, Freud, Jung, como por nombrar algunos que se me vienen a la cabeza.
Cuando reviso la bandeja de “borradores” del correo electrónico, la mayoría de los intentos de correo con los que me encuentro no tienen escrita ninguna palabra, son, digamos, correos fantasma o correos-no-correos, que simplemente creé para buscar el E-mail de alguna persona.
En contadas ocasiones parece que sí tenía algo por escribir, un tema que, por alguna razón, se convirtió en palabras perdidas; me gusta imaginarme un territorio: un basurero de las palabras, espacio en el cual van parar todas aquellas que se tienen en mente en determinado momento, pero que nunca se dicen o escriben, en fin.
“Encontrar tu verdadero yo y aferrarte a él”, es la frase que le di al asunto de un E-mail borrador con fecha del 10 de febrero. Imagino que fue un tema que se me ocurrió para escribir acá, pero la verdad no tengo idea a que quería hacer referencia con semejante título tan trascendental.
Cierro los ojos y me concentro a ver si logro asociar la frase con alguna lectura reciente, pero nada, todo es tinieblas. Es un título que me intriga por lo del yo, y me parece que la palabra aferrarte le da fuerza a la frase a modo de súplica desesperada.
Supongo, a la ligera, que, si uno no se aferra a lo que cree ser, se lo lleva el mismísimo.
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